Julio y Agosto, adiós a una canción linda - Silencio

2023-01-05 17:44:13 By : Ms. Frances Lu

Escenas de un mundo decorado.

Me gusta pensar que existe una categoría universal en la que todes estamos de acuerdo para pensar y sentir la música: la categoría de "canción linda". No significa que sean las mejores, ni las más elaboradas ni las más vanguardistas; son solamente lindas. "Space Oddity", "Perfect Day", "Here Comes the Sun". Todos sabemos cuáles son y nadie podría discutirlas. Cuando busco argumentarme semejante unanimidad, recuerdo la entrevista que le hicimos a Adrián Dárgelos en la que nos decía: "A veces pienso que indiscutible es el David, o la Piedad. Son indiscutibles, porque si esta civilización se termina y viene uno desde el espacio, y ve todo roto pero también ve el David, toma la dimensión de que hubo alguien que desde la piedra logró formar una serie de volumetrías con algo, que no saben si es una amoladora o qué. Entonces, es indiscutible que las proporciones de la representación de un estatuto, o un grado de belleza, están plasmadas. Es indiscutible".

Por supuesto que eso que nos parece lindo, incluso cuando se trata de cosas, no es más que una construcción social que nos viene dada desde hace siglos. Esas hegemonías y cánones nos anteceden, y se circunscriben a la cultura occidental.

Pero vuelvo a las canciones lindas. Así que como Dárgelos plantea lo indiscutible del David, también hay canciones indiscutibles, películas indiscutibles, libros indiscutibles. Me gusta pensar, también, que un artista no puede dar más que una canción linda en su vida (algunos, claro, nunca lo alcanzan). Podrá tener después, incluso, muchas canciones perfectas, pero nunca más una linda. Como si en esa mezcla de inspiración y entrega corporal a la pieza artística, el creador en cuestión entregara todo de sí para compártirselo al mundo.

Nunca conecté con la camada de bandas de rock kermese que empiezan en Onda Vaga y terminan en El Kuelgue. Por eso nunca me gustó Julio y Agosto -la banda que este fin de semana anunció su disolución-, y probablemente nunca me gustará. Por eso, también, estoy en condiciones de decir, despojado de cualquier fanatismo, que "Amigo" entra en la categoría "canción linda". Entré que leí la noticia de su separación y me senté a escribir este texto, volví a escucharla más de 10 veces. No me cansó, no me aburrió, no dejó de parecerme eso que es: una canción linda.

Y darle una canción linda al mundo es un montón.

Llegado a este punto, pienso en Federico Monjeau en sus clases de Estética Musical diciéndonos que "una buena obra de arte no te muestra el mundo, te da un mundo corregido". Y pienso también en Spinetta y una frase que le dice a Emilio Del Guercio en en el episodio dedicado a "Muchacha (ojos de papel)" en la serie documental Cómo hice. "No te olvides que lo nuestro es decorativo, Emilio, siempre lo fue y lo será. Los pintores, los escultores, los escritores, los músicos somos decoradores de todo lo otro fantástico que es la vida".

Cuando dice eso, Spinetta parece restarse importancia. Cuenta que cuando compuso "Muchacha" (su canción linda, sin dudas) creían que iban a cambiar el mundo, pero que apenas si lo estaban decorando. Incluso cuando lo dice desde el desencanto de quien vivió el "The dream is over", la idea de ver a la vida como algo "fantástico" denota un grado idealismo excesivo para el siglo XXI. Sí me gustaría discutirle a Spinetta (qué tupé) la forma en la que relega el valor de lo decorativo como algo menor. Uno no elige algo feo para decorar, ni siquiera elige algo que le sea indiferente. Prueben pasar una tardecita en el Museo de Arte Decorativo y verán cómo los ornamentos de un jarrón te pueden cambiar el día. Si pudiésemos ir colgándole canciones a nuestra vida como si fueran guirnaldas o cuadros, elegiríamos esas que nos parecen lindas, no las que nos parecen perfectas.

"Amigo", de Julio y Agosto, está llena de detalles. Construye una escena entre dos amigos, uno derrotado y el narrador que acude a salvarlo, pero sin la necesidad de hablar. "Yo veo atrás de tu silencio / amigo por favor no llores", canta (piensa). Desde lo instrumental, todo se condice con la acción. Los elementos tímbricos se agregan de a poco y justo coincidiendo con partes puntuales de la letra, todo encaja como en un tetris suave (el paso a las dos guitarras y dos voces cuando la letra pasa de la primera del singular a la primera del plural, por ejemplo), o cómo, ante la ausencia de estribillo, el mismo motivo melódico se repite una y otra vez, y el clímax llega cuando la banda se ensancha con cuerdas y vientos en una fanfarria triste. A partir de ahí, el protagonista de la canción se escapa en metáforas que no había soltado antes ("el miedo al reflejo en el agua", "la plaza llena de traidores").

"Amigo" juega con la ausencia y la presencia implícita para dar cuenta de eso que es la amistad. Y el convenio tácito entre esos dos amigos de dejar que el dolor sane en silencio, tiene un correlato musical maravilloso. El tema no solo no tiene estribillo sino que, durante su mayor parte, las estrofas tienen tres versos y no cuatro, como marca el manual de la canción pop perfecta. ¿La soledad es un verso que no está? La canción prescinde de ese cuarto verso así como los amigos prescinden de las palabras y solo se dan compañía. Un montón.

En 2016 tuve que reseñar La niebla y la autopista, el disco de Julio y Agosto que contiene "Amigo". En esa oportunidad, dije que al disco solo lo salvaba esa canción y por eso le puse una calificación negativa. Hoy pienso lo mismo de ese disco, pero calificaría y argumentaría diferente: si le diste una canción linda al mundo, entonces tu existencia está justificada. Y no me caben dudas, la vida y el mundo están bien decorados cuando suena "Amigo".

Gracias por eso, Julio y Agosto.

Ceci, Nacho, Roque y Seba dicen adiós.

Los grillos, el amor y la muerte.

Nadie va a hypear tu remera.

18/12/22 - Edición N° 2621 - DNDA Expediente 284356 - ISSN 2525-1007

Director responsable: Joaquín Vismara