¿Sabés que te estás lavando mal los dientes?

2023-01-05 17:45:33 By : Mr. Wen Dan

Probablemente estés cometiendo alguno de estos errores a la hora de lavarte los dientes. Una especialista explica cómo hacerlo y cuántas veces al día.

¿Creés que te lavás lo suficiente los dientes? ¿y que lo hacés bien? Es algo que todos creemos hacer bien, aunque en realidad probablemente nunca nadie nos haya enseñado a lavarnos los dientes.

Este gesto cotidiano tiene sus secretos y hay que seguir una serie de pautas si no queremos encontrarnos con patologías dentales de diversa índole, desde caries a sarro o infecciones, por no hablar de los evidentes problemas estéticos derivados de un cepillado incorrecto.

Eliana Ottaviano, higienista dental, explica que. como mínimo, debemos lavarnos los dientes dos veces al día, y como máximo cada vez que terminemos de comer; siendo lo ideal tres veces al día, y el cepillado más importante el de antes de irnos a la cama.

Respecto de cómo debe ser el cepillado, Ottaviano señala que el tiempo estimado para un cepillado debe rondar los dos o tres minutos, menos de dos minutos no tiene efectividad para arrastrar la placa. Un consejo es poner una canción de esa duración y así saber el tiempo que debemos permanecer lavándonos los dientes.

Lo ideal es usar cerdas suaves o medias, nunca filamentos duros porque nadie controla bien la fuerza que ejerce al lavarse los dientes y puede ser contraproducente, por ejemplo, para la encía.

La especialista dice que lo idóneo es emplear un cepillo eléctrico y con cabezal redondo rotatorio porque no solo es el tiempo sino también el cómo lo hacemos, y con este utensilio se facilita el llegar bien a todas las partes de la boca.

Lo mejor es empezar por fuera de la arcada y continuar por la zona, para luego lavar por dentro los dientes. “Se debe utilizar una dirección, una línea, porque si no a veces podemos olvidarnos de una parte si empezamos por la zona central por delante y luego pasamos a los laterales por dentro, por ejemplo”, detalla la higienista dental.

No hay que humedecer el cepillo antes del cepillado porque cuando lo ponemos debajo del agua los filamentos se abren y queda todavía más blando el cepillo.

Si la pasta tiene flúor, mejor, aunque reconoce que hay pastas que están dirigidas para aliviar determinados problemas bucodentales, como la sensibilidad, que están muy bien también. “En la pasta de dientes es importantísimo el flúor. Cambia la cantidad de flúor en cada pasta y esto se ve en las partes por millón de flúor o ‘ppm’. De 0 a 6 años son recomendables las de mil ppm; de 6 a 12 años las de 1.400 ppm; mientras para los adultos las de 1.450. Incluso si se tiene más predisposición a caries hay pastas con aún más flúor”, remarca.

La cantidad idónea de pasta debe ser similar al tamaño de una arveja. Aquí precisa, además, que algunos cepillos eléctricos o manuales en el centro tienen un punto donde indica la cantidad de pasta a poner.

Otro error muy frecuente, según Ottaviano, es que pensamos que solo con el cepillado hemos acabado nuestra rutina de higiene: “La evidencia científica dice que el cepillado hace el 60%; pero el otro 40% de la higiene bucal se consigue a través de herramientas interdentales, como el hilo dental.

La lengua y el paladar también deben cepillarse. La lengua debe limpiarse porque representa la entrada en el cuerpo de muchos gérmenes y en la boca se acumulan bacterias. Por esto tenemos halitosis, a veces también inflamaciones de garganta. Una vez al día por la noche siempre hay que cepillarla, y el paladar. Y utilizar también herramientas de plástico específico para la lengua (raspadores linguales), y no los cepillos de dientes para limpiar la lengua.

Según resalta la experta, debe cambiarse el cepillo cada dos meses.

A la hora de escoger el cepillo de dientes adecuado, la higienista siempre recomienda hacerlo a partir del consejo de un profesional sanitario del campo, porque argumenta que cada persona tiene la boca diferente.

Si no lavamos nuestros dientes, o no lo hacemos correctamente, corremos el peligro de desarrollar gingivitis (inflamación del tejido, de la encía), y de forma más prolongada en periodontitis, una patología de la encía y del hueso, que es crónica, y que, a diferencia de la anterior, es irreversible porque podemos perder hueso.

La falta de higiene dental también puede afectar a enfermedades sistémicas, como a la diabetes, a la demencia, o a problemas de origen cardiovascular. “Es muy importante no tener infecciones en la boca por la sangre”, recalca la especialista.

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